Convengamos que no soy una persona demasiado sensata. Y partamos desde ahí. Es decir, no hago cosas lógicas, o, mejor dicho, suelo hacer cosas sin sentido alguno.
¿quee pasó? Sencillo. Estaba en el bondi en un día mas que normal, con idas y venidas. Ya había terminado de hacer todo lo que tenía pendiente y me daba el lujo de estar pensando en nada. Estaba super distraída en la nada misma, cuando veo ni más ni menos que al muchachito Cristian Aldana. Bueno, no tan muchachito en estos entonces. Si era un pequeñito cuasi post adolescente cuando yo lo escuchaba, hace unos 7 años. Si, 7 años. Ahora más que nada es un señor cuasi cuarenton, pero no viene al caso la edad. La cuestion es que hete aqui Cristian hablando con un señor barbudo y de pelo estrafalario caminando por Combate de los pozos y yo subida al 37 atascado en el transito.
Sin sentido alguno, sin razon porque me paro de mi comodo y gastado asiento y toco el timbre. Pocos segundo después el señror colectivero me abre las puertas. Faltaban como 8 cuadras para llegar a donde tenía pero no sabía exactament lo que estaba haciendo.
Bien, estaba abajo, ya en la vereda. ¿y ahora? No sabía.
Me había bajado en la vereda contraria asique empecé desesperadamente (si, desesperadamente) a buscar a ese muchachito de baja estatura que había hecho de mi adolescencia una etapa un poco más divertida. Lo encuentro,ahi estaba. Caminaba un poco rapido. Asique empecé a correr. Si, a correr. Había muchos bondis asique me tapaba la vista. Decidí, ni bien dio el semaforo verde para mi, cruzarme a su vereda.
Había quedado adelante, justo adelante de ellos. Me hacía la boluda y caminaba a su paso.
-Hola Cristian, me das un autógrafo.
Mentira, no se lo dije. Estoy grandecita y esa frase es de pelotuda. Decidí callarme y seguir caminando. En eso una viejecita me pregunta por la calle Ayacucho. Le respondí que no sabía. Mentira, sabía pero tenía que pensar, no sé no me acordaba y quería seguir a mi ex ídolo por las calles que rodeaban el congreso. En el momento en que despachaba a la señora, pasaba Aldana y su amigo freak por al lado mio. Bien, era mi oportunidad. Qué mierda digo. Soy una idiota. Volví a la nada misma. Me callé de nuevo. Mi mal humor crecía. No solo eso, me sentía pateticamente ridícula, y que mis 20 años de edad estaban siendo más que burlados. Doblan y sii, luchi decide seguirlos otra vez.
Caminan un poco más y ya era demasiado. Mi grado de idiotez estaba creciendo de modo considerable. Asi fue que me rendí y segui caminando por donde debía sin pensar en lo estupida y patetica que había sido en ese trayecto de 4 cuadras y dejar mi insensatez y mi sueño transitorio facil de cumplir a un lado.
Chau Aldana.
La próxima voy a tener una frase hecha. Lo juro.
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